viernes, 19 de noviembre de 2010

¿Saben quién soy yo?, ¡EL MARIDO DE LA JESUSA!!!!!!!

Hace ya tres años,  en la búsqueda de un monólogo para presentar en una clase, me perdí. Y es que hay tanta información en tantos lugares, internet, libros, revistas, etc. La vida misma se convierte en un monólogo que cada día contamos sin darnos cuenta. Pero a pesar de poder hablar de cualquier tema, hasta de mis idas y venidas, pregunté a mi profesora una sugerencia de monólogo para mi exposición. Ella me recomendó, Réquiem por la lluvia, de José Martínez Queirolo.  

Y ahora, ¿dónde encuentro eso?, me pregunté, y es que entre tanta información en internet, no lo encontraba. Todavía no entiendo como, pero lo encontré en un libro antiquísimo de la biblioteca de mi colegio, y eso gracias a que también las bibliotecarias tuvieron la paciencia de ayudarme a buscar. Parecía que ya no podía, encontrarlo. Pero llegamos. Luego de eso, ahora sí, venía lo más duro, aprendérmelo.
La tarde misma en que encontré el réquiem, quedé estupefacta al encontrarme con tan magistral obra de arte, no podía concebir como una persona, Martínez Queirolo, pudo describir problemas sociales muy fuertes, logrando sacar del público una sonrisa y llanto a la vez. Pero, entrando ya en materia lo que presenta este réquiem, sin lugar a dudas, es espectacular. 

Hablando un poco del argumento de la obra, trata de un hombre, alcohólico, de escasos recursos económicos, con hijos, esposo de una lavandera y que recientemente ha quedado viudo. Luego de esta presentación el poco a poco va recordando lo que fue la Jesusa, como él la llama, y a su vez todo el sufrimiento que padeció él y la Jesusa, por las carencias económicas y los maltratos que sufría ella por parte de este hombre. 

Lo que más sorprende de este réquiem por la lluvia, es la facilidad del autor, en llevar al público a reír y llorar a la vez. Es como cuando en un momento este hombre se queja de que nadie a tenido el descaro de darle el pésame por la muerte de su mujer, y luego, sacando unos sostenes de un bulto de ropa, empieza a averiguar y comparar entre sus clientes, quien podía ser la dueña esta prenda. 

Y así continúa durante la obra un recorrido tortuoso por la vida de este borracho, que empieza como un hombre feliz, diciéndole a todos orgulloso que es marido de la JESUSA, pero luego se transforma, poco a poco, esa alegría en tristeza, por todo el maltrato que sufrió su esposa, del cual su único trabajo fue trabajar siempre para su familia, mientras que él solo vivía borracho. Y luego de esto, esta tristeza se convierte en coraje, coraje hacia él mismo, hacia los clientes, hacia todos, porque Jesusa solo fue víctima de la situación. 

Pero regresando un poco a lo que fue mi trabajo para lograr una buena interpretación de esta obra, me tocó esforzarme muchísimo. Para mi primera presentación en público, no pensé en que este iba a disfrutar tanto como yo de esta pieza, y es que, no lo esperaba, no esperé poder transmitir tantos sentimientos a la vez en mis compañeros y profesores. Para mi segunda presentación, y pese a los contras que tenía en no  saber que se siente estar borracho, ser mujer y por lo tanto manejar un registro vocal femenino y otras cosas características de los borrachos como tambalear, hablar, etc y esto sumado a mi escasa experiencia como actriz, mi maestra, para presentar la obra en los cincuenta años, me puso un profesor. Para no alargar esta historia, basta decir que me mareé dando tantas vueltas, aprendí a vocalizar, a maquillarme y saber ciertos detalles que el teatro necesita para su realización. 

Luego de este largo trabajo, de incluso fines de semana, presenté la pieza, y no es porque sea yo, pero quedó hermosa y me sentí muy feliz de haber logrado mejorar muchísimo en la interpretación de este réquiem por la lluvia.  Más sin embargo, creo que todo este éxito sólo se debe al trabajo realizado por el autor al escribir tan bella pieza. 
Para terminar este escrito, quisiera retomar un poco la última escena del monólogo, quizás la más conmovedora, y la que llega en sí al fondo del alma de cada persona. Al final, este hombre se vuelve como un loco y cuerdo a la vez, porque en todo este momento de frustración, de gritos y reclamos, empieza a pensar, con una mirada en el cielo, que su Jesusa está bien allá y que solo en la tierra se encuentran las víboras que deben mudar de piel todos los días. Termina aceptando que la Jesusa se ha ido, reflexionando que ya no tendrán las personas quién les lave la ropa, pues ninguna  lo hará como ella  y culmina finalmente, arrodillado en el piso, viendo lo blanca que están las nubes, como recién lavadas, por su mujer, y esperando pronto que llegue la lluvia. Lluvia, lluvia, Jesusa, lluvia.

Foto del día de la presentación del Réquiem por la lluvia


Fuentes: Réquiem bajo la lluvia, José Martínez Queirolo
http://www.elgrifo.com.co/portal/content/view/267/10/
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mart%C3%ADnez_Queirolo

ANA MARÍA CANDELL SALDARREAGA

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